Hace relativamente poco que prácticamente toda España observó como ocurría el abuso sexual de Luís Rubiales, el ahora ya expresidente de la Federación Española de Fútbol y exvicepresidente de la UEFA, hacia Jenni Hermoso con la excusa de la celebración de la victoria española, con el ya famoso beso robado.

Este caso tan claro nos ha servido para demostrar, una vez más, cómo se victimiza y se intenta defender lo indefendible por parte del abusador, y peor aún, cómo se intenta desacreditar de todas las formas posibles a la víctima real, mandando un mensaje claramente negativo a todas aquellas mujeres que están dudando si denunciar o no.
Sin embargo, también nos ha servido para demostrar que la unión hace la fuerza, ya que no solo las mujeres han salido a defender a Jenni Hermoso, sino que se ha conseguido que un juez llame a testificar a Luís Rubiales tras la querella de la Fiscalía de la Audiencia Nacional por delitos de agresión sexual y coacciones, teniendo que ir a declarar el día 15 de septiembre de 2023.
Por desgracia, no es el único caso reciente de abuso sexual frente al público, pues hace tan solo unos días podía verse en riguroso directo como la reportera de Cuatro, Isa Balado, era agredida sexualmente frente a la cámara.

En las imágenes difundidas podemos ver, no solo la agresión sexual, sino cómo nos han enseñado a restarle importancia a estos hechos, pues ella inmediatamente intenta seguir la retransmisión de la noticia sin perder un ápice de profesionalidad, pero en el que se ve claramente cómo su mensaje corporal ha cambiado a incomodidad pura.
Y por si no era suficiente con haber sufrido una agresión sexual, se ve abocada a entrevistar a su propio agresor. ¿En qué cabeza cabe esto? La buena noticia es que el sujeto ha sido detenido por la policía.
Pero no podemos olvidar, como ya hemos mencionado con el tema de Rubiales-Hermoso, las personas que intentan desacreditar a las mujeres víctimas del machismo y del patriarcado, por lo que no han tardado en salir a la palestra personas acusando a la reportera de realizar un montaje televisivo.
Durante demasiado tiempo hemos estado normalizando estos actos, riendo las gracias a los comentarios misóginos, e intentando ser correctas ante actos incorrectos, porque es lo que se nos ha enseñado que se espera de nosotras, como buenas señoritas que somos.
Pero los tiempos cambian, y nosotras cambiamos con ellos. Estamos en unos tiempos de revolución y despertar feminista. Nos hemos cansado de disimular. Nos hemos cansado de callar. Nos hemos cansado de mirar hacia otro lado. Nos hemos cansado de tolerar lo intolerable.
Hemos llegado a un punto en el que ya no aceptamos el abuso de poder, ni tampoco que nuestros cuerpos sean cosificados para el disfrute de los hombres.